viernes, 24 de mayo de 2013

De pequeños milagros

Ayer, Agus me sorprendió abriendo el bajo mesada y trayendo su plato a la mesa para almorzar. 
Nunca me puse a pensar si tenia registro de donde están guardados los utensilios de cocina. 
Hasta el momento, buscaba los platos del escurridor, que está sobre la mesada, pero nunca lo había visto abrir el bajo mesada para tomar uno y llevarlo a la mesa u ofrecérmelo para que le sirva.
Es genial ver como husmea los tuppers con comida que hay en la heladera o alguna olla que queda porque me da fiaca poner el resto de alguna comida en un tupper. Tremenda olla para la heladera. No da. Pero llega un momento en que las cosas vanas te importan un pepino. Estoy en esa etapa. Dijo Salomón,  el gran sabio:
"Vanidad de vanidades, todo es vanidad"
Mientras escribo esta entrada,  pasa el tipo que compra todo. Baterías viejas, calefones, colchones, fierros, hierros, cocinas, comedores, dentaduras postizas, huesos con o sin caracú...todo compra!
Pienso, para que guardamos cosas que no usamos? No es también vanidad? Una vez mas, me desvié de tema, me fui al pasto, como dicen los chicos. Volviendo al tema;

Ahora que esto surge y puedo pensarlo, creo que Agustín tiene registro de todo, incluso de esas cosas que nunca me pregunto. Lo veo mirando todo lo que hago, incluso de reojo. Lo veo tambien en el playroom, registrando todo lo que hacen sus amigos del play. Lo veo luego, cuando está solo, intentar imitar ciertas cosas que vió y como necesita su tiempo para procesar. El mismo que necesita cuando dice alguna palabra nueva o hace algo nuevo. Inmediatamente gira la cabeza hacia un costado, mira de reojo y queda en actitud de recalcular durante unos segundos.

Está bueno saber que pedirle hoy día que traiga su vaso o el plato ya no son cosas de otro mundo; Sobre estas actividades solía pensar: 
"El día que pueda realizarlas,  sera un milagro" 

Luego, a medida que lo logra, te vas olvidando, lo vas tomando como algo regular, y a veces, esos logros que creías tan importantes se van borrando, por eso es bueno escribir, porque cuando lees cosas que antes no hacía y ahora si, podes recordar que cada cosa aprendida fue un milagro, cada día es milagro, cada minuto que tenemos es un milagro.

Es maravilloso ser participe de estos pequeños milagros.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Soy la abuela de un chiquito con diagnóstico de autismo. Me agrada tu página. Me siento identificada con mucho de lo que he leído. Agradezco a Dios por cada logro de mi nieto. Y a ti por compartir tus vivencias. Bendiciones para tu familia.