Desde que empezamos con DIR y con Son-Rise, empezamos a profundizar en las necesidades reales de nuestro hijo. Leemos tanto como podemos y nos da el tiempo. Hay autores interesantes, otros no tanto, algunos para olvidar y otros que, definitivamente, nos llegan al alma; Estos últimos nos llevaron a pensar, a reflexionar sobre las necesidades reales de nuestro hijo. Es fácil tomar las desiciones por un niño o persona con autismo. Es fácil poner nuestros intereses de por medio, lo políticamente correcto, lo que dicta la sociedad porque alguien dijo que debía ser así y muchas veces hasta proyectamos nuestros propios sueños en nuestros hijos, pero que pasa por la cabeza de nuestros hijos? ¿Que pasa con su corazón? Alguien se acuerda de pensar que es lo que ellos quieren o necesitan?
Yo puedo contestar esa pregunta por mi. En muchas ocasiones, NO. Un No rotundo. Un NO arrepentido. Un No que a veces quisiera volver el tiempo atrás para rescatar tesoros sepultados. La vida es un camino y cada minuto es un aprendizaje. Cada minuto puede pasar desapercibido o puede aprovecharse como los "fabulosos sesenta segundos de tu vida" y yo me quedo con esto.Elijo, como siempre la esperanza.
Hace poco en una de mis entradas hablaba de como me sentía con el hecho de que cronológicamente mi hijo debería empezar el año entrante Primer grado. En mi mente, en mis sueños se desdibuja lo que alguna vez soñé; el principito impecable ingresando a Primer grado con una fiesta alrededor. Papá, mamá, abuelos y tíos espiando la travesía del primer día de escuela. Flashes, cámaras, video grabadora, carilinas para las lágrimas, mochila nueva de las últimos modelos, y delantal o uniforme impecable, acompañado de una gran sonrisa emanada por el pequeño con sus dientes blanquisimos de comercial y hasta el mismo Jorge Rial cubriendo el evento... Ya se habrán dado cuenta la importancia que le di desde que supe que estaba embarazada a este evento, creo que uno de los eventos de la vida que todo padre sueña. Pero a veces los sueños se desdibujan....Ahora puedo decir que solo por un tiempo, porque siempre se vuelve a soñar y los sueños se impregnan de nuevos aromas y esperanzas...
Mi hijo no quería ir al Jardín. A la hora de salir, el "vamos al jardín" se transformaba en una odisea, en donde el intentaba comunicarse como podía; a veces con gestos, otras agrediéndome y otras, las mas dolorosas para mi, autoagrediendose. Cuando llegaba al jardín, eran pocos los días que salía contento, generalmente hacia "berrinches" y punto aparte quiero eliminar esta palabra de la faz de la tierra porque eso no es "berrinche" sino una forma de comunicarse, de exteriorizar toda la angustia de un momento, una forma de decir "no me siento bien" o "es demasiado estimulo para mi en este momento" y no un berrinche como si fuera un caprichoso empedernido.
El Jardín no estaba siendo un lugar adecuado para su aprendizaje, estar con tantos niños corriendo, saltando, gritando, tantos estímulos alrededor, no debe ser sencillo asimilar tanta información sensorial.
Con mi marido veníamos hablando de lo diferente que lo vemos en otros ambientes, no lo vemos alegre, conectado y regulado como en casa, y entendemos que socializar es un gran esfuerzo para el y en vez de comprenderlo, lo obligamos a pasar por ciertos tiempos para los que no esta preparado en este momento obteniendo como resultado que el se defienda ante situaciones amenazantes como puede.
Por esos motivos hablamos con una persona muy valiosa para nosotros, de esas que escuchamos atentamente y hasta adoramos y sigue el caso de Agus desde hace tiempo, también con su maestra integradora para tener su valiosa opinión y pudimos ver que era igual a la nuestra. Hubiera querido hablar con la maestra de sala que tuvo Agus este año, pero se fue del jardín hace poco, y a la nueva nunca tuve la oportunidad de conocerla. Hace dos meses tuve reunión con la Directora y enfaticé en que lo mas importante, lo que yo esperaba del tiempo de mi hijo en el Jardín es que pudiera socializar con otros niños, que pudiera jugar y divertirse y esto no estaba pasando regularmente como esperábamos. Asi tomaremos ese tiempo para continuar jugando en casa. Me imagino que esto puede ocasionar que muchos profesionales, incluso padres se rasguen las vestiduras y pongan cilicio en su cabeza, pero estamos profundamente convencidos que es el camino correcto, y rogamos a Dios que nos acompañe en este nuevo abordaje de vida.
Muchos sentimientos cambiaron en mi, cuestiones internas; expectativas, miradas de la vida. Pasé de querer sacar a mi hijo de su mundo, a entrar al de el. Aprendí que una autoestimulacion o un juego estereotipado puede organizarlo y regularlo. Ya no lo corrijo sino me uno. Internamente siento la calma y seguridad que pueden ocasionar ciertas rutinas... Las miradas cambian como cambia la vida misma y así pude ver que el hecho de que mi hijo estuviera escolarizado fue mas por un afán mio de incluirlo, de imponer lo que la sociedad dice; fue mas una cuestión mía que de el.Fue atender mis propias necesidades y no las de el y veo que en mi, tuvo mucho de no aceptación. Cambié de pensar en un duelo, que de hecho para mi lo fué, a pensar que el lo logrará! No hoy, ni este año, pero lo logrará en sus tiempos. Ya no pienso tanto "en lo que no", sino "en lo que si". Aprendí que tengo un hijo al que respetar y una manera de respetar es escucharlo, es pensar en sus necesidades reales y no en las mías.
Que Dios nos de sabiduría y fuerzas para continuar, siempre con fe, esperanza y sobre todas las cosas, AMOR.