Mi pequeña razón

Hoy es uno de esos días en los que necesito un abrazo fuerte y una palabra de aliento. Hoy necesito escuchar que todo va a estar bien. Hoy como mujer me siento sin fuerzas para seguir peleando por ciertas cuestiones de la vida cotidiana, que nada tienen que ver con los tratamientos de mi hijo, sino con cuestiones privadas, del amor y del dolor. Hoy no tengo fuerzas para seguir luchando. Hoy solo necesito un abrazo fuerte sin tener que pedirlo...Y no lo tengo. Hoy tengo ganas de gritar a los cuatro vientos que ya esta, que gano quien sabe quien y que yo me retiro de esta lucha. Mas si lo hiciera no seria una guerrera. Seria una cobarde. Y cobarde no es quien pelea limpia y sanamente. Cobarde es quien se esconde desde el anonimato para arruinar la vida de otra persona. Cobarde es quien no tiene las agallas de reconocer sus errores. Cobarde es quien se aprovecha de una persona que atraviesa un difícil momento. Cobarde es quien intenta destruir una familia. Hay muchas formas de ser cobardes en la vida, y la vida se conforma de muchos momentos, de amores y dolores. Hoy me siento atrapada en un momento, del que no puedo salir. Y lucho, peleo, me agoto, mas no me caigo. El amor de Dios me sostiene. Una vez mas. Hoy tengo ganas de decir basta, pero recuerdo que no puedo. Una oportunidad mas. Un dolor viejo. Una alegría nueva. Sigo peleando solo por quien mas amo en esta vida... El es mi pequeña razón. El amanecer traerá esperanzas nuevas.
No me rindo. Hoy no.